En Sudamérica, las distintas corrientes de la abstracción geométrica se convirtieron en auténticos espacios de participación para las mujeres artistas. Figuras como Lidy Prati en Argentina, Lygia Clark en Brasil y Gego (Gertrud Goldschmidt) en Venezuela evidencian el cambio cultural que comenzó a gestarse en las artes locales a partir de la década de 1940.
En Uruguay, talleres como el Círculo de Bellas Artes y el Taller Torres García fueron centros creativos de gran impacto. De ellos surgieron algunas de las artistas más influyentes del país, como María Freire, Elsa Andrada y Amalia Nieto.
Marcela Ambrois se inscribe en esta tradición pictórica, resignificando las búsquedas de las artistas pioneras para entablar un diálogo con las sensibilidades contemporáneas. Su obra parte de la realidad y se centra en la exploración de las geometrías que nos rodean. En sus composiciones, el color actúa como notas musicales en una partitura, creando armonías visuales. Con una sensibilidad especial hacia lo matérico, Marcela trabaja cuidadosamente los ritmos y las formas, empleando una diversidad de materiales como metales, maderas, telas y papeles, para transmitir esta música a través de los elementos plásticos.